Bueno, aquí estoy, pocos días después del préstamos a mi pareja y la historia ya se repite. Cuesta de creer, estoy de nuevo en el coche conduciendo hacia una dirección desconocida para ponerme al servicio de dos desconocidos. Tengo el teléfono y el nick de esta pareja de tuamo, así que por lo menos he visto su perfil. No veo sus caras, tienen fotos morbosas, pero ninguna cara. Otra vez me espera servir a gente q nunca he visto. Debería molestarme? quizá, pero a quien quiero engañar, mientras voy pensando en todo esto me noto morcillón.

En la 7a prueba iba hacia un paraje rural, a muchos km de la ciudad, esta vez me acerco a una zona de Madrid muy conocida. Aparco y llego a uno de esos condominios modernos, donde conviven gente compartiendo piscina, parque, etc..

Antes de llamar, mando un wapp a Koller, pues últimamente me ordena que le avise antes de entrar y justo después de salir de prestar mi servicio. Normalmente aprovecha el intercambio de mensajes para regodearse, preguntarme cómo me siento, y siempre, siempre, aparece la palabra puta o perra en la conversación. Me humilla escucharlo, pero justo en estos momentos, a punto de llamar para ser follado por unos desconocidos, mi cerebro no puede luchar contra esas palabras, pues sabe q son verdad.

Llamo al interfono, y la primera impresión es buena, una vez masculina. Menos mal, las plumas me la bajan. Ahora ya no estoy morcillón, la tengo bien escondida pues ahora quien dominan es el nerviosismo no el calentón. Tan nervioso estoy que me estoy meando. Entro al portal y me dirijo a una puerta, estos momentos son los de máxima intensidad. Cada vez que me presta me pasado lo mismo, siempre, me pongo a pensar: “que estás haciendo tío!” “estás loco!” Pero, como otras veces, acaba ganando la perra que hay en mi, imagino dos pollas esperándome y acabo llamando al timbre.

Abre un tipo, no muy alto, pelo rapado, ni muy gordo ni muy delgado, con un bigote muy oscuro. Así de primeras, me sorprende ese look, es de una masculinidad muy fuerte y clásica. Es difícil de explicar, pero desprende el tipo de energía que a veces desprende un guardia civil, ese tipo de virilidad. Me pide que pase, y escucho la misma voz del interfono, con un tono agradable que da confianza. No me lo ordena, me invita a entrar. Me hace sentir cómodo y se lo agradezco.

No tengo tiempo de ver mucho, percibo un piso de gente que les gusta tener las cosas ordenadas y todo bien limpio, con cierto tufillo de tíos cultos y viajados. Ensimismado en mis pensamientos recibo una morreada, a saco. A veces se me olvida para que los tipos a los que me presta Koller debo ser algo así como una puta, a la que una vez has cerrado la puerta ya puedes empujarla contra la pared y follarla a saco, eyacular y echarla de casa.

Estoy exagerando, pq el tipo relamente me besa con ganas, bien, y con mucho respeto. El día promete! Noto sus manos por mi...