LA OBEDIENCIA Y EL APRENDIZAJE

Lo vi por el perfil. Desde el primer momento sentí que pertenecía a ese amo. Me costó acceder a él. Un día leo un mensaje: "Ponte en contacto conmigo", no lo dudé. Nos intercambiamos algunos mensajes, gustos, preferencias, hablamos una vez por teléfono: "hasta dónde quieres llegar..." Finalmente un martes me escribe un ultimátum: "-O te vienes o lo dejamos, has de obedecer...". El corazón me iba a cien, no sabía qué hacer, tenía que dejar muchas cosas aquél día, pero era una golosina demasiado apetecible para dejarla escapar. Concretamos por teléfono, su voz ya me excitaba y necesitaba conocerle. No podía fallarle, mi mente pensaba que ya me inventaría una excusa a la vuelta, su voz me ponía y necesitaba sentir a mi Señor.

Me exigió tres cosas, que fuera bien limpio por dentro y por fuera, que llevase las uñas de los pies y las manos bien cortadas y que fuera puntual. Pude cumplir dos exigencias, recibí mi merecido por no cumplir la tercera. Llegué tarde.
Mientras me limpiaba, mi cuerpo iba excitándose, notaba cómo me subía la adrenalina: "Conoceré a mi señor...". Me vestí con ropa deportiva, tenía que poner una excusa porque llegaría tarde a casa... Mi Señor vive un poco lejos y tengo que desplazarme en coche, una hora de desplazamiento para una hora y media de sesión... Era una locura.

Finalmente llegué, nervioso y un poco perdido. Habíamos quedado en una plaza... Él no estaba allí, le llamé un par de veces, no contestaba. Finalmente me llama y me dice que me dirija a un lugar. Me indica cómo llegar a su casa, voy hacia allí. Mi corazón late cada vez más fuerte. Era mi segunda sesión con un amo, la primera fue de aprendizaje, me excitó mucho, en esta era un mar de dudas.

Llegué a su piso, era un ático, nada más entrar me obliga a desnudar-me. Lo hago, me ordena que no le mire a la cara, eso me excita, y hace arrodillarme. Me pasea a cuatro por el comedor como si fuese un perro, y mientras, me va diciendo que va a amedrentarme, que quiere un esclavo doméstico y obediente, sesiones largas y cuando le apetezca jugará conmigo o me castigará... Me azota, fuerte, con la mano... Me dice que jamás vuelva a llegar tarde, sino el castigo será muy superior... Se aleja a una habitación. Escucho ruidos, regresa con una cadena gruesa, me ata por el cuello, y me pasea por la sala, a cuatro patas, las rodillas empiezan a doler.
Se sienta en el sofá, yo en el suelo me apoyo a su regazo. Me obliga a quitarle la ropa lentamente, y cada pieza la he de doblar, cuidarla y dejarla perfectamente simétrica. Me pega, me azota el culo y me dice que nunca mas vuelva a llegar tarde, me azota otra vez. Le pido por favor que no me deje marcas, responde que será difícil por el tono de mi piel. Se vuelve a la habitación, llega con un látigo, lo utilizará para pegarme en los pies y las manos, así no dejará marca, aunque eso duele mas, y no me va a gustar. Me siento ca...