Me dices que estás muy caliente, que casi no puedes esperar hasta que nos veamos, y quieres saber qué te haré... Así que he decidido explicártelo.

Para empezar te sacaré la camiseta de los pantalones, meteré las manos por debajo y te empezaré a acariciar los costados y la barriga, poco a poco iré subiendo las manos por tus costados y empezaré a hacerte cosquillas, poquitas de momento. Luego, muy despacito, te quitaré la camiseta y te acariciaré los pezones, el pecho y el cuello. Te pediré que pongas las manos en la nuca para dejarme acceso a tus axilas y te las acariciaré suavemente, a lo mejor con unas cosquillitas. Entonces te estiraré boca arriba en la cama y te ataré los brazos a ella por encima de la cabeza; ahora que ya no podrás bajar los brazos, empezaré a acariciarte las muñecas y los antebrazos dirigiéndome a tus axilas, donde empezaré a hacerte cosquillas en serio, para seguir con tus costillas y tu cintura mientras te retuerces de risa. Además, meteré el dedo en tu ombligo, lo moveré un poquito para ver cuántas cosquillas tienes ahí, y a continuación trabajaré tu barriga.

Ahora haré una pequeña pausa: te quitaré los zapatos y te desabrocharé los pantalones, te los bajaré hasta las rodillas y empezaré a explorar tus puntos sensibles a las cosquillas en la entrepierna y en los muslos, para seguir con las rodillas. Después te quitaré los pantalones y trabajaré el resto de tus piernas. Le habrá llegado el turno a los pies... todavía con los calcetines puestos, te aprisionaré los tobillos con el brazo y empezaré a pasar mis dedos por tus plantas, seguro que tienes muchas cosquillas en los pies y empezarás a pedirme que pare. No te haré caso, y seguiré haciéndotelas un rato. Luego te quitaré los calcetines y te haré más cosquillas en las plantas y entre los dedos.

En este punto ya tendré muchas ganas de atarte los pies para poder hacerte cosquillas por todo el cuerpo sin tener que preocuparme de sujetarte, así que te quitaré los calzoncillos y, ya completamente desnudo, te ataré ya los pies a la cama, con las piernas bien abiertas para tener acceso a tu entrepierna. Me dedicaré durante un buen rato a hacerte cosquillas por todas partes, aunque me concentraré sobre todo en las axilas, que son mi parte preferida, mientras tú te ríes sin parar y me suplicas que pare, cosa que por supuesto no haré. En cambio, te pondré un poco de aceite para masajes para que mis dedos se deslicen mejor por tus partes sensibles y sientas todavía más las cosquillas.

En un momento dado te pondré el antifaz para que no puedas saber dónde voy a atacar ahora, e iré cambiando de sitio: ahora una axila, ahora un pie, ahora el ombligo... pero te lo quitaré al poco rato porque quiero verte bien la cara mientras te carcajeas, y seguiré haciéndote cosquillas sin parar.

Dejaré un momento tus axilas y empezaré a masajearte la polla; en cuanto se ponga un poco dur...