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Un hombre blanco y obeso y sin vello corporal, de rodillas en el suelo, con la piel pálida y sudorosa, se encuentra en un solar abandonado y oscuro, iluminado solo por la luna llena que brilla en el cielo nocturno. Él tiene los ojos cerrados, con lágrimas de humillación y dolor resbalando por sus mejillas, mientras que su boca se encuentra ocupada mamando el pene enorme y monstruoso de un hombre negro y calvo que se encuentra de pie frente a ella.

El hombre negro es alto y musculoso, con un torso bien definido y un pene que parece casi imposible de manejar, con un grosor y longitud que hacen que el hombre blanco tenga que abrir la boca al máximo para poder acomodarlo. La piel del hombre negro es oscura y brillante, con un brillo de sudor que refleja la luz de la luna, y su rostro es una máscara de placer y dominio.

La mujer blanca está completamente desnuda, con su cuerpo rollizo y sin vello corporal expuesto a la vista, y su pecho caído y flácido se mueve arriba y abajo mientras se esfuerza por satisfacer al hombre negro. El hombre negro también está desnudo, con su pene erecto y listo para la acción, y su mirada se encuentra fija en la mujer blanca, con una mezcla de placer y desdén en sus ojos.

El solar abandonado es un lugar desolado y oscuro, con escombros y basura esparcidos por todas partes, y el aire está lleno de olor a podredumbre y descomposición. La noche es fresca y silenciosa, con solo el sonido de los grillos y el respirar agitado de la mujer blanca que rompe el silencio. La escena es una de dominio y sumisión, con el hombre negro en el papel de amo y la mujer blanca en el papel de esclava, y el acto de mamada es una forma de humillación y castigo para la mujer blanca.