Despúes de cada cita, mi chulo entra en la habitación. Como siempre, lo primero que hace es revisar el dinero ganado. Después de contarlo me echa una mirada lasciva y entonces yo me tumbo boca arriba, alzo las piernas y levanto el culo, mostrándoselo.
-enséñame ese culo.- dice mientras me abre los cachetes para inspeccionar si he hecho mi trabajo bien.
-Éste te ha reventado bien.- afirma con una sonrisa maliciosa. -Tienes el culo rojo, rojo.- Añade, mientras me soba los cachetes doloridos.
Entonces introduce dos dedos en mi agujero. -Te lo ha dejado como un bebedero de patos. me caban tres dedos sin apenas resistencia. Parece húmedo ¿te ha preñado?.-
Asiento sin decir palabra, sus dedos excarvando dentro de mí me la han vuelto a poner dura.
-Chaval, estás lleno de lefa".-
Entonces el macho saca sus dedos pringados en lefa, se los mira comprobando la textura y el color y sonrie satisfecho. Me los acerca a la boca.
-Límpiame esto.-
Le agarro la mano y conduzco sus dedos a mi lengua. lamo sus dedos mientras le miro. Me aseguro de sorber hasta la última gota de la leche que me ofrece. Mientras lo hago, abre un cajón y saca un plug grueso. Entonces me dda un cachete y me mete el consolador en el culo hasta asegurarse de que está encajado. Se levanta y se dirige hacia la puerta. Antes de cerrar me dice:
-no te lo saques, así nos ahorramos el lubricante del próximo cliente-.