Al fin y al cabo, creo que me va a gustar el fútbol y todo. (II)

Escrito por: NiñatoCabron

Cogí el móvil y le mande un Whatsapp.

“Como te mola tanto ver al Madrid, vamos a verlo este sábado que juega contra el Real Sociedad, aunque qué te voy a decir yo a ti, ya lo sabrás de sobra no?”

“tio no se si qiero ir a ver el partido, estoy un pco jodido :(”

“Mi castigo es que vayamos a ver el partido juntos con tus amigos. ¿No te mola tanto el fútbol? pues vamos a disfrutar del fútbol hombre!”

“:( tio no…”

“No tengo ganas ni de verte hoy. Pero mira chaval, no haber ido a ver el fútbol el miércoles y habrias tenido esa tarde y el día siguiente para repasar en vez de estar resacoso y zombie. Ahora te comes tu suspenso para julio con un regalito extra, cortesía mía. Si es que te cuido más que a nada eh? jajajajaja”

“…”

Al final aparecí el sábado en el bar y él ya estaba con sus amigos preparadísimos para el partido. Cuando me vió se puso un poco tenso pero me saludo levantando una mano, así sin mariconadas como a mí me gusta. Le hice un gesto para que saliera del bar un segundo que tenía que explicarle un par de cosillas. Dejó su botellín sobre la mesa, se levantó y me puso ojos de inocente. ¡Jo-der! ¡Cómo me pone! Salió caminando lentamente con su camiseta impoluta del Madrid, mirándome como si fuera su verdugo. Sonreí victoriosamente como siempre hago y le pasé el brazo por encima del hombro. Caminamos hacia la calle, algo apartados del ruidoso bar. Eran las 19:45, todavía quedaba un ratín para que empezara el partido.

-Bueno machote, quita esa cara hombre que hoy hemos venido a pasarlo bien viendo el fútbol ¿no?.- dije sarcásticamente. Me miró a los ojos sonriendo con actitud derrotista y me contestó – Sabes que no quería venir hoy a ver nada, pero bueno, si tú me lo pides…

Sentí ternura, ternura por un corderito que aceptaba su destino en el matadero. Pero por otro lado, un sentimiento más salvaje y cruel salía por mi boca.

-Asume las consecuencias de estar conmigo en esto y de haberme fallado. Yo te lo avisé y hoy vamos a jugar. Tienes suerte de que va a ser un “juego” en el sentido de que es puro azar. Yo sé que quieres que gane el Madrid ante todo, pero como creo que ese sentimiento es excesivo, he pensado en una manera de hacerte “menos” madridista.

Saqué mi móvil y le enseñé la foto que hice el día anterior. Se veía un aparato de castidad con un candado. Sonreí de nuevo y él se puso más tenso aún, me miró con ojos incrédulos y un semblante algo blanco. Ignoré totalmente su expresión y proseguí con mi monólogo.

-Tengo aquí un dado, puedes lanzarlo ahora o después del partido no me importa, pero el número que salga, lo multiplicaremos por los goles que marque el Madrid hoy y serán los días que lleves a esta preciosidad en tu polla.

Empezó a reírse nerviosamente y me clavó sus ojos mascullando que no le podía hacer eso, que tendría que estar de coña. Le di una buena colleja y se calló la boca inmediatamente. Mi empalmada fue inmediata. Se quedó un poco aturdido por la brusquedad de la situación.

-No quiero volver a hacer esto en público, da gracias a que no te he soltado una bofetada, así que mejor te callas la boca como estás ahora y entras allí a animar a tu equipo. A ver si ahora aun así deseas que gane el Madrid o por el contrario prefieres tener a tu soldadito libre. Eh machote?

-Eres un cabrón hijo de puta.

-Ya sé que me quieres mucho, yo también te aprecio. Pero para estar tan enfadado tienes un pequeño bulto ahí que será mejor que calmes antes de entrar en el bar.- miré la hora y ya había empezado el partido. Entré y detrás, me siguió él. Le puse la mano en el pecho parándole y le dije que me pidiera algo mientras yo me acomodaba con sus amigos. Me miró con deseos de matarme pero sé que le encanta que le tenga así, cogido por los huevos.

El partido transcurrió en su primera parte algo aburrida, no parecía que fuera a haber mucha acción hasta que me puse muy tenso con Benzema sacando el remate e Illarramendi a punto de marcar el gol. Ese momento de nervios y de un posible gol… Indescriptible. Finalmente golazo de Illarra. El bar se convirtió en un gallinero de gritos y silbidos. Sus amigos y yo lo celebrábamos como si lo hubiéramos marcado nosotros mismos. Ese gol que traería una subida de moral a todo el mundo, excepto él, que no terminaba de alegrarse del todo pero tampoco podía disimular su incomodidad por lo que pasaría después. Cada vez que le miraba se me ponía mas tiesa, “joder por ahora como mínimo tiene que estar un día con eso puesto” pensé. Estaba deseando que prosiguiera el partido.

El primer tiempo acabó con la alegría madridista y él huyendo al baño. No tenía la mejor cara que podía poner. Sus amigos aprovecharon para preguntarme qué cojones le pasaba. Simplemente puse la excusa de su desastroso examen. Se lo tragaron. Cuando volvió del servicio, cruzamos miradas y sonreí socarronamente hacia él. Me devolvió una cara de resignación y de culpa, sin poder remediarlo me fije en el pequeño bulto de su pantalón y una pequeña mancha que se transparentaba un poco, no pude evitar excitarme más.

El partido prosiguió como debía de seguir. En el minuto 67 con Bale enloqueciendo a la afición blanca, en esa ocasión, se levantó para celebrar el gol con cierto ímpetu. Eso me bajó un poco el calentón, no se suponía que tenía que celebrarlo sino joderle. Sólo tuve que recordar que al menos se iba a llevar dos días mínimo con mi juguetito en su rabo, para sentirme bien. Me estaba chorreando el calzón. Cuando llegó la lluvia de goles por parte de Pepe y Morata fue la hecatombe de su moral y la destrucción completa de su sentimiento madridista. El gol de Morata le dejó plantado en su sitio, sin apenas moverse y mirando fijamente a la pantalla del televisor como atontado. Eso fue el acabose, me tuve que colocar la polla hacia un lado porque iba a ser un canteo, solo de imaginarle como un cuerpo de tío, de machote joven sin polla pero con dos agujeros para usar y abusar. Me flipaba la idea y me hacía imaginar mil humillaciones más para disfrutar de él.

El partido acabó y celebré la contundente paliza del Real Madrid como si se me fuera la vida en ello. Cuando me quise dar cuenta él ya no estaba, después de buscarle un rato por el bar, me despedí de sus amigos y salí fuera. Ahí estaba sentado en la terraza viendo los coches pasar. Me acerqué y le puse la mano en el hombro.

-Qué palizote el de hoy ¿eh? ¿Nos vamos a mi casa, cogemos eso y nos vamos a la tuya un ratillo?

-Me encantan tus preguntas con sabor a órdenes.-dijo frívolamente.

-No te piques tanto y vamos, venga.

En cuanto llegamos a su cuarto, me tumbé agotado en su cama. Saqué el dado y se lo di. Él estaba totalmente rendido ante su destino, aceptaba su sufrimiento con una resignación que nunca había visto en él. ¿Demasiado duro? Bueno. Tiró el dado sobre la mesilla y salió un 3. Sonreí, no había nada más que decir. 12 días que iban a pasar muy lentos para él.

Le cogí la mano y le tiré hacia mí para morrearme un rato y de paso meterle mano a su increíble culazo. Se puso sobre mí, le bajé el pantalón y los calzones. Tanteé ese culo firme y suave, como sabe que me gusta que lo tenga. Tenía la raja algo sudada, recogí el sudor con el pulgar y froté su ojete. Me respondió contrayéndolo y moviendo su cadera para pegarse más a mi paquete. Mi rabo creció más si cabe, no podía aguantar más, quería follar ya y después ya veríamos...

¿Se lo merecía? No. Me tuve que repetir cinco veces mientras le observaba la cara de niño travieso que ponía, que no debía follar en ese mismo momento, sino que debía hacer otra cosa antes. Respiré profundamente varias veces cerrando los ojos, sin mirarle, sin dejar que esa zorra me seduzca. Recapacité.

Cogí la mochila, saque mi caja, La Caja y la abrí mostrando su interior. Él estaba entre miedoso y excitado, de hecho su rabo estaba bastante contento. Solo tuve que darle unos cuantos golpecitos en sus huevos para que su polla encogiera. Tiene unos huevos que fliparíais nada mas verlos, unos buenos huevazos colgantes, de esos que ves y piensas que son libres, que van a su bola, que juegan en otra liga, flipantes. Pasé el aro primero por sus pelotas, después el rabo, coloqué finalmente la jaula y cerré bajo llave como si fuera un cofre del tesoro.

Su cara durante el proceso fue un poema y mi rabo a cada paso que me acercaba de encerrarle, más dura se ponía. Creo que iban a ser doce días interesantes.

Al fin y al cabo, creo que me va a gustar el fútbol y todo.