La perra de J (III)

Written by: estrecho

A partir de ese día, tenía que visitar a J dos veces por semana (Lunes y jueves), llegaba a las 7 de la noche y me quedaba hasta la medianoche. Además de los primeros sábados de mes en que me quedaba toda la noche y yo volvía a mi casa a las 8 de la mañana del domingo.

Me describiré un poco: mido 1, 68, soy de piel mestiza clara, cabello negro lacio y uso gafas, en ese tiempo creo que pesaba 60 kg, pero siempre con un culo respingón y a petecible, mientras que J ( de 40 años) medía 1, 80 y como ya lo dije era moreno y fornido (creo que pesaría 90 kg), tenía unos brazos musculosos que me apretaban fuertemente en la intimidad y una verga de 17 cm erguida de grosor adecuado y que apenas mirarla se me hacía agua la boca.

Siempre comenzaba por mamársela y chuparle los huevos por 15 minutos para luego ponerme en 4 sobre la cama, abriéndome bien las nalgas para que me introdujese un dedo primero y luego dos, y enseguida empujarme su pene hasta al fondo, con ayuda de saliva y preservativos lubricados, él me tomaba de las cadera y comenzaba lento a meter y sacar, una vez acostumbrado mi hueco, cambiabamos de pose, así por lo general me quedaba piernas al hombro o yo me sentaba encima de su verga o me apoyaba de costado al filo de la cama, por lo general duraba 30 o 40 minutos, en los que yo gemía y le pedía más. J me decía perra o puta y me daba nalgadas, a veces besaba y mordía mis pezones, muy pocas veces mi boca.

Además me prohibió salir a sitios de ambiente y coquetear con otros hombres, yo estaba más que conforme, porque después de varios años en relaciones esporádicas con hombres que no me satisfacían completamente me sentía feliz, pero uno siempre quiere más y creo que ahí cometí mi primer grave error. J me contó que era divorciado y tenía un par de hijos y que por eso debía conformarme con los días que me indicaba. Poco a poco fue creciendo en mi el anhelo de quererlo todo para mi, comencé a sospechar que tal vez tendría también encuentros con su ex-mujer o tal vez tendría otra perra como yo, pasaron los meses y las dudas se hicieron más grandes en mi cabeza.

Continuara.