Nuevo trabajo 3

Escrito por: batel

Lo primero es agradecer vuestros comentarios a los relatos anteriores.

Aún nos quedaban varios días más de trabajo en Italia. 2 días por el norte y el resto en el sur.

Aunque compartíamos apartamento no pasó nada más.

Disfrutábamos mucho de la mutua compañía en los desplazamientos en coche de una reunión a otra. Charlábamos sobre cualquier tema (menos trabajo y sexo).

El último cliente que teníamos que visitar en el norte de Italia canceló las reuniones. Teníamos 2 días libres y decidimos viajar al sur por carretera en el coche en vez de tomar un avión.

Como no teníamos prisa parábamos en donde nos apetecía. Era como estar de vacaciones pero con tarjeta de empresa.

Eran sobre las 19 horas, llevábamos muchas horas de coche y decidimos parar en la siguiente población para buscar un restaurante donde cenar y un buen hotel para descansar.

Aparcamos en la plaza del pueblo y antes de cenar fuimos a tomar unas cervezas antes de cenar. El pueblo era muy tranquilo y bonito. Entramos en el primer restaurante que vimos. Estaba lleno no había mesas libres. La camarera nos dijo que si queríamos cenar lo mejor era que compartiéramos mesa con otros clientes. Aceptamos.

En la mesa en la que nos sentó estaban dos muchachos muy bien parecidos. Eran bastante jóvenes y atractivos.

Durante la cena charlamos amigablemente y los chicos nos invitaron a tomar una copa a una discoteca que estaba muy cerca. Como al día siguiente no teníamos que madrugar fuimos con ellos. Fuimos caminando y David se dio cuenta de que nuestros nuevos amigos andaban agarrados de la mano. En la discoteca todo era muy divertido. Pero después de la segunda copa, nuestros anfitriones comenzaron a enrollarse. Lo hacían como sólo se disfruta de esas situaciones cuando tienes 20 añitos, sin miedo, sin remilgos, sin… simplemente se dejaban llevar por la pasión.

Tomamos otra copa y David y yo decidimos irnos a descansar. Les preguntamos por un buen hotel y nos indicaron como llegar al mejor que había por la zona. En menos de 10 minutos llegamos al hotel. David me dijo que se estaba meando y que iría primero mientras yo sacaba las maletas y que nos encontraríamos en el bar del hotel.

Eso fue lo que hice. En el bar pedí 2 copas y al poco llegó David. Bebió su copa de un trago y me dijo:

• No puedo sacarme de la cabeza lo que me dijiste la mañana siguiente de nuestro encuentro. Estoy loco de ganas de disfrutar /aprender /vivir /sentir /servir nuevas situaciones. Por ese motivo he pedido una habitación para los 2.

Sabía que ocurriría eso. Su mirada mientras se corrió me dijo que sería mi nuevo perro, pero que tendría que someterlo muy despacio.

Terminé mi copa con tranquilidad mientras disfrutaba de ver como la impaciencia de David crecía.

Fuimos a la habitación y David intentó besarme. Lo aparté de mí con una sola mano, de un empujón. No se lo esperaba, me miró con cara de no entender nada. - David, te voy a dar unas instrucciones, le dije.

Como estaba muy ansioso, me preguntó por ellas.

• Mientras yo me ducho, tú tienes que deshacer mi maleta y guardar la ropa en perfecto orden en el armario. Después lavarás a mano mis calzoncillos y mis calcetines. Después te permitiré que te duches y te cambies de ropa.

No le gustó nada lo que le dije, pero aceptó. Ordenó mi ropa en el armario, lavó mi ropa interior y mientras yo descansaba en el sofá de la habitación, él se duchó.

Cuando salió del baño, le dije que yo estaba muy tenso y que necesitaba que me diera un masaje. Le advertí que si su masaje me gustaba tendría su recompensa pero sino me gustaba recibiría un castigo.

Me tumbé en la cama. Tan sólo llevaba unos calzoncillos. David comenzó a masajearme la espalda, lo hacía bastante bien, su masaje era fuerte. Estaba sentado sobre mí y podía notar su excitación tenía la polla como una piedra. Intentó quitarme los calzoncillos pero no se le permití. Continuó masajeando mis pies y mis piernas. Me di la vuelta se sentó de nuevo sobre mí. Me masajeó el pecho y le permití jugar un poco con mis pezones. Recorría mi torso con sus manos. David poco a poco iba acercando sus manos a mi paquete. Cuando se iba a centrar en masajearme la polla por encima de la ropa interior lo aparté de nuevo pero esta vez de una forma un poco más fuerte. Le dije que su masaje empezó bastante bien y que empecé a pensar en cuál iba a ser su recompensa, pero que sus ganas de sexo le hicieron ir más rápido de lo que yo quería y que eso significaba que anteponía su bienestar al mío y que eso no lo podía aceptar.

• David me acabas de obligar a castigarte. Tu comportamiento es inaceptable.

Le dije que desde ese momento cada vez que estuviéramos solos en una misma habitación no podía mirarme a la cara ni hablarme sin que yo le preguntara y solo podría llevar puesto un calzoncillo.

Agachó la cabeza y miró al suelo y se quedó en ropa interior. Su polla peleaba por salir de la prisión que suponía el calzoncillo. Le dije que se pusiera a 4. Comencé a azotarle el culo. Al principio eran simples cachetadas, pero poco a poco le daba más fuerte. Le quité el calzoncillo y comprobé que sus nalgas estaban muy rojas y calientes. Me sorprendió que no se quejara ni una sola vez, porque los últimos golpes fueron bastante fuertes.

El tacto de sus nalgas me puso mucho más cachondo todavía. Aunque deseaba follarle bestialmente me contuve, aún no está listo para eso. Le dije que me comiera la polla. Lo hizo mucho mejor que la otra vez. Usaba la lengua mucho mejor, acompañaba la succión de mi pollón con la mano y con la otra jugaba con mis pelotas. Cuando estaba a punto de terminar se la saqué de la boca y me corrí en su cara. Este perro promete cada vez más.

Cuando fue a limpiarse la cara, le dije que su castigo incluía la prohibición de pajearse ni por supuesto correrse.

Continuará.

Admito sugerencias para los siguientes capítulos