Entrega a ciegas II

Escrito por: control-cum

...Debo aclarar que todo esto lo hicimos siempre con el auto en movimiento, dando vueltas y más vueltas por calles cada vez más despobladas, lo que empezaba a inquietarme un poco, de repente nos detuvimos y pude adivinar que era una estación de servicio, Juan se volvió hacia mí y me dijo :"No te vayas a ir eh putita, ya vengo voy a comprar fasos antes de agarrar la autopista".

Me quedé ahí desnudo, con toda la vergüenza del mundo por si llegara a ser descubierto por alguien. Pasaron interminables minutos hasta que Juan regreso, pero, primera sorpresa de la noche: no estaba solo!

"Bueno puta, te voy a presentar a Javier, él venía de casualidad por acá, descubrió mi auto y te vio ahí desnudita y bueno, ya te imaginarás...espero no te vayas a molestar, ya estás acá, a dónde vas a ir si ni idea tenés de dónde carajo estamos jajaja..."

Bueno la cosa se estaba poniendo heavy, era verdad, ya había perdido toda noción geográfica y de tiempo, lo único concreto era que estaba ahí, desnudo en el auto de un perfecto desconocido y ahora con otro tipo, de verdad me había arriesgado demasiado y ya me estaba arrepintiendo, pero como el mismo Juan había dicho ya estaba ahí y tendría que bancármela.

El amigo de Juan no dijo una palabra mientras avanzábamos por la autopista antes de hacer un desvío por lo que parecía ser una calle bastante descuidada. Pronto nos detuvimos, yo tampoco había podido articular palabra durante el trayecto.

No se oía más que el cantar de las ranas, lo que me hizo imaginar estaríamos en una zona poco poblada ya, Juan y Javier descendieron del auto, la puerta de mi lado se abrió y Juan me ordenó salir pero a cuatro patas y alzando el culo para mostrarle cómo se movía también la colita de perro. Y así fue que bajé del auto, dándome cuenta de que lo hacía sobre una superficie de tierra algo mojada, desnudo, con una ridícula cola de perro clavada en el culo y la cabeza cubierta por una máscara de cuero. Pronto sentí el tirón que le daban a la cadena unida al collar de perro, y así hube de moverme a cuatro patas como un verdadero animal.

Una puerta se abrió, y siempre tirando de la cadena me hicieron atravesar un jardín, y algo que no esperaba y me hizo dar pánico, un perro de gran porte, un ovejero tal vez, me lamía el ojete y las bolas dando gruñidos.

"Tranquila puta, a Alemán parece que le gustaste también, es un buen signo, quien te dice que no te quiera cojer también jajajaja"

Sentí un fuerte dolor en la boca del estómago y hasta creo que me bajó la presión ante la sola mención del perro, pero tomé todo el aire que pude antes de entrar ahora sí en la casa de Juan...