Sauna personal

Escrito por: 40cañero

Desde mi llegada a Madrid he recorrido algunos de los mejores saunas y cruising bars que existen. Pero aunque los hay donde van los mejores cuerpos, o que se llenan a tope, yo prefiero ir a los que son menos concurridos y preferentemente los que obvio están cerca de casa. Así fue como se convirtió el strong bar y mi lugar favorito de encuentros entre semana, pero el gusto me duró poco porque lo convirtieron en otro local con show drag. Por lo que salí a la búsqueda de uno nuevo donde encontrar buenos machos. Por respeto al personaje en cuestión que trabaja ahi, omitiré decir cual fue el que descubrí, pero tampoco hay tantas opciones por lo que tal vez descubran cual es. Si bien les va igual y los tratán igual de bien que a mi.

Pues era un viernes a medianoche cuando decidí conocerlo. Al entrar y ofrecerme mi trago el chico que lo lleva me hizo ver que la hora no era nada oportuna; al parecer dos chicos se habían ido justamente unos minutos antes que yo. Así estuvimos charlando hasta que las cervezas fueron haciendo su efecto en mi. Aquel hombre que se mostró afable conmigo y con el que hablamos de sitios, lugares, política y hasta el efecto que tienen los poppers en mi (además del clásico dolor de cabeza), pero que me ponen muy sexual y perro. Entre cerveza y cerveza se fue acercando cada vez más, con algún pretexto de arreglar el lugar, poner la calefacción o cambiarme la cerveza. Así fue hasta que note su mano como frotaba mis huevos haciendo el acertado comentario de lo grandes que los tengo. El lugar nunca se llenó pero sí fueron llegando 5 o 6 chicos más. Un brasileño, 2 maduros, un latino y uno que valió los 15 euros que pagué por emborracharme que creemos era de medio oriente. Un cuerpo de adonis impresionante, una tabla en lugar de abdomen, y un rabaco grande de mínimo 20cms. Todos vimos a la presa y él se dejo cazar, aunque había cierto favoritismo por el brasileño que se ve asiste al gym con frecuencia a diferencia de los otros cazadores que estabamos sobre de él. Todos pudimos comerle el rabo, lamerle las tetillas, sobarle ese abdomen plano y hasta dedearlo de uno y dos dedos. En algún momento vi que se unió alguien más, por la forma de la sombra, las zapas y gaymbos enseguida me percaté que es el chico/bar tender del lugar. Nuestra charla no pasó desapercibida y con un rápido movimiento esnifó popper logrando que nos dieramos cuenta de que traía encima con él. Cual mosca a la luz, me fui acercando y al ver que me ofrecía a mi a diferencia de los otros comprendí por donde iba la situación. A fin de cuentas el de medio oriente ya estaba mas encadilado con el brasileño, yo me di a la tarea de ir a por esta nueva presa, aunque por la situación el que estaba siendo casado era yo y el cebo era ese olor característico de bote que hace que me olvide de todo y me inhiba cual si trabajara en montera. Lo follé y lo bombeé por un buen rato hasta que el timbre del lugar lo llamó a su lugar de trabajo. Los demás fueron tomando sus posiciones; el brasileño y el de medio oriente se fueron a los 20 minutos. Y los demás dimos un par de vueltas sin que no pasaran algunos minutos y yo llegara a la barra donde en un cuarto que tiene a un lado le pudiera seguir continuando por donde nos quedamos.

40 minutos después el lugar se vació. Nosotros aun sin corrernos, esperando de cierta manera que llegara alguno más al sitio porque el ya muy dilatado me pedía ya no seguir con mi faena. Pedi dos cervezas más (una que me fue obsequidada, como premio a mi buena labor sexual) y esperé un par de minutos más. Al ver que el lugar simplemente ya no iba a atraer a más clientela. Nos relajamos aún más. Salió de la barra y comenzó a comerme el rabo hasta tragarselo todo. Colocó mis piernas sobre algunos bancos altos, por lo que mi ojete quedaba al descubierto. Los gayumbos ya estaban en el piso hace un buen rato. Y mientras comía mi rabo comenzó a jugar con mi ojete. Su boca continuó con la labor inicial de sus dedos. Y en ese momento creo que se percató de que aunque yo lo había follado ya varias veces en la noche, soy pasivo igual o más que él. Me terminé mi cerveza en esa pose maravillosa, sentado sobre esos bancos, abierto de nalgas, con mis piernas en otros bancos, viendo películas pornos, mientras mi ojete era comido, mis huevos acariciados y yo me masturbaba lentamente esperando ese momento no acabase nunca. Dejé mi cerveza vacía y me ofreció otra, cual sorpresa me llevé que regresó no solo con la Mahou, sino con un guante en la mano, el cual lubricó y ayudó a dilatar aun más mi agujero negro que lo miraba intrigado, sintiendo como cada dedo entraba más fácil e invitaba poco a poco a sus compañeros a entrar en ese sitio humedo, caliente y oscuro. El popper ayudaba, la cerveza también. Tocaron en dos ocasiones el timbre e hicimos oídos sordos, ninguno de los dos quería hacer pausa a esa situación. Yo jadiendo cada vez más y él perdiendo sus dedos y mano en mi culo. Un dolor me hizo darme cuenta que había atravesado donde otros no habían podido anteriormente, toqué y sentí como ya sólo era su muñeca la que se deja ver. Ahora era más fácil ya no había nada que detuviera su penetración en mi ojal. Sacó su mano y el dolor fue menor. Puso más crema lubricante y era ahora yo el que abría y cerraba el culo esperando tragar esa mano poderosa, ya no ponía resistencia. Un poco de popper más. Fui suyo. El lugar fue mio. En mi cabeza me figuraba cámaras grabando la escena. No podía ser más morboso. ¡Bueno!, claro que se podría. 5 maromos más de buen rabo haciendo fila por poner un ejemplo o un par de dildos o que se yo. Pero espero entiendan a lo que me refieron. Así siguió un buen rato hasta que logró tener una excelente sincronía entre su brazo en mi ojal y su boca en mi rabo. Comía y metía, y luego sacaba brazo y rabo... no se cuanto duramos así. Me corrí con un placer innimaginable, su garganta se llenó de mi leche, mientras apretaba con fuerza su brazo. Me dejó seco. Tragó hasta la última gota de semen que salió de mi cuerpo. Y luego lentamente sacó su brazo/mano/dedos de mi culo. Me recosté sobre la barra mientras me limpiaba el culete con la boca y sentí un cosquilleo extraño. El timbre sonó de nueva cuenta y ahí terminó la faena. Yo me fui a las regaderas y él a cobrar y dar sandalias al siguiente cliente. Nos topamos en los lockers. Él chico nuevo me miró de reojo mientras me vestía y sólo dejó escapar la frase... 'Uy que huevos tan grandes tienes'... Reí para adentro, le sonreí y me fuí. Las cervezas extras fueron gratis y una invitación a regresar pronto al lugar. Obvio, lo he hecho. Ya he comentado que los mejores lugares son los que no se llenan a tope y los que están cerca de mi casa... ¿verdad?