Reconvertido por mi primo V La primera mañana

Escrito por: XusitoNovatitoMadrid

Aquella tarde la pasamos en la piscina tranquilamente, hablando de nuestras cosas pasando un buen rato entre primos porque es muy probable que un rato así de amigable no tengamos en mucho tiempo.

Cuando nos fuimos a cambiar para la cena, cuando me quitaba el bañador me percaté del cinturón de castidad que ahora llevaba, muy cómodo no era, pero me gustara o no estaba obligado a cualquier cosa y al menos me reconfortaba que me hubiera dado unos bóxer que hacen que al contacto con el cinturón no me hace un roce incómodo. Cuando me puse la camiseta me miré en el espejo y vi lo que ahora mismo soy, todavía me resulta un tanto extraño ser pelirrojo pero tampoco me puedo quejar, siempre viene bien un cambio.

Durante la cena estábamos viendo la televisión cuando Álvaro me comentaba:

• Bueno mañana empieza tu entrenamiento, ¿Cómo te sientes?.

• Bien, un poco nervioso la verdad.

• Es normal, yo en tu caso estaría también muerto de nervios pero tranquilízate que estarás conmigo.

• Eso me alivia un poco pero son tantas cosas que hasta que no empecemos no me voy a quedar tranquilo.

• Mira te explico un poco el orden que seguiremos a partir de mañana: te levantarás a las cinco de la mañana, te vistes con el uniforme que te he dejado encima de la cama y sales a correr por la zona durante una hora, al volver te esperaré para empezar los ejercicios militares en conjunto, luego harás una hora entera de largos en la piscina antes de comer, por la tarde nos pondremos con la musculación, kick boxing y muay thai y ya por la noche antes de la cena correremos juntos, ¿qué te parece?.

• Muy completo sí, aunque no sé muy bien como aguantaré todo eso.

• Poco a poco, lo que te he dicho es lo más básico y según vayas mejorando aumentaremos la intensidad de los ejercicios ya que yo mismo te estaré supervisando.

• Entendido, me esforzaré a tope por ti primo.

• Una cosa más, desde mañana me tienes que llamar entrenador o señor y tratarme de UD mientras estamos en momentos de ejercicios, que es casi todo el día, pero te ayudará con la disciplina, venga empieza.

• Vale tío, digo eh señor, como usted mande.

• ¿Ves? No es tan complicado, se te dará bien; mira que hora es, deberíamos irnos a descansar, sobre todo tú, mañana nos vemos cuando vuelvas de correr.

  Nos fuimos a dormir cada uno a su dormitorio, cuando entré y cerré la puerta del mío me encontré con la ropa que correspondía para cada cosa:

*Una camiseta de tirantes negra con un pantalón corto blanco y mis deportivas de siempre. *Una camiseta sin mangas gris, chaqueta y pantalón de camuflaje y botas negras bien relucientes. *Bañador bóxer y otro slip negros y rojos, un gorro de piscina de látex negro (que ya llevaba yo de mi casa).

Y para los deportes de lucha no veo una ropa específica, probablemente tenga que hacer un combinado de las piezas de los otros uniformes ya me enteraré mañana cuando nos pongamos a ello.

Guardé los uniformes en el armario ordenados por los momentos de cada deporte, puse las deportivas al lado de la puerta, puse el despertador a las 4:30 de la mañana y me metí en la cama.

La noche no me fue muy bien, me costó un rato dormirme y muchas veces que me daba la vuelta en la cama sentía algunas molestias por el cinturón de castidad, cuando quise darme cuenta sonó el despertador y me levanté, a lo tonto habría dormido como 3 horas o por hay, me puse la ropa de salir a correr, desayuné, descansé un poco y cuando dieron las 5:00 me salí a correr.

Como era tan temprano todavía era de noche pero se estaba tranquilo, no había nadie por la calle y hacía un viento fresco muy agradable lo que me ayudó a que la hora de correr se me hiciera más ligera; cuando llegaron las 6:00 me fui a casa y allí estaba mi entrenador, desayunando tranquilamente sin camiseta y con un pantalón corto azul que no resaltaba nada pero que uno podía imaginarse. Cuando me ve empezamos a intercambiar algunas palabras:

• Hola deportista ¿cómo te ha ido tu primer día de correr?.

• Muy bien señor, he disfrutado mucho la hora como me dijo.

• Has empezado muy bien, ven siéntate y descansa que en un rato nos pondremos con los ejercicios militares y necesitas recuperar un poco de fuerzas que son ejercicios más intensos y requieren que tengas aguante físico y mental, toma un zumo de frutas para rehidratarte y no perder fuerza.

• Gracias entrenador, es usted muy atento así me motiva mucho.

• De nada hombre todo por mi primo, me voy a coger unas cosas para los ejercicios de después, luego te veo descansa, hasta ahora.

• Hasta ahora entrenador.

Mientras tomaba el zumo veía la televisión, no había gran cosa, pero me ayudaba a desconectar el cuerpo un poco hasta que haciendo zapping di por accidente con un canal porno gay, estaban poniendo un video de un chico que estaba siendo follado por uno que parecía pelirrojo, atado y con una mordaza en la boca, la verdad que me excitó verlo pero como estaba en castidad cualquier excitación se convertía en dolor así que cambie a uno de los canales normales y fui a darme un poco de agua fría porque empezaba ya a pasarlo mal, normalmente me solía hacer una pajilla por las mañanas y ahora no podía en ningún momento del día y a saber hasta cuando. Me lavé la cara y relajé la mente para controlar la excitación cuando oí la voz de mi entrenador:

• Oye xus cuando puedas baja al recibidor, ponte el uniforme no te olvides.

Me fui al cuarto me quité la ropa de salir a correr, abrí el armario, me puse la camiseta, el pantalón y la chaqueta, luego me centré en ponerme bien las botas que me estaban perfectas, cuando di los primeros pasos con las botas puestas me sentí n tanto extraño ya que nunca me había puesto unas botas de este tipo, pero me sentía fenomenal, me abrocho la chaqueta y bajo a donde está mi entrenador que está vestido con una camiseta de tirantes blanca que le deja parte del pecho al aire que como es peludito se le ven los pelillos del pecho, un pantalón de deporte corto, un silbato y un block de hojas supongo que para anotar cosa según haga ejercicios tampoco pregunto no vaya a pensar que estoy dudando de él. Ya cuando estamos delante empieza a comentarme:

• Vaya vaya pero mira que tenemos aquí un guapo recluta si señor te sienta perfecto el uniforme ¿ qué tal las botas?.

• Perfectas, son muy cómodas, molan mucho gracias.

• Bien, tendré que agradecerle a Hugo la ayuda que fue él quien te eligió todo eso, bueno vente que nos vamos al patio trasero tengo algunas cosas preparadas para ti.

Continuará ...