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La primera sesion

Written by: vakeros

Sentirse caballo es algo que va mas allá de un simple juego sexual; se trata de un sentimiento que solo puede ser comprendido por quién sienta lo mismo o quien se sienta jinete sobre toda otra cosa. Nos conocimos por chat, contar que te gusta ponerte a cuatro patas desnudo y que otro se siente sobre tu espalda y te obligue a caminar con el encima a casi todo el mundo le parece o una perversión o una tomadura de pelo, por eso encontrarnos poder compartir yo mi sentimiento de caballo y él el de jinete fue algo extraordinario; el problema eran los mil kilómetros que nos separaban y la imposibilidad de mantener una relación amo/esclavo jinete/caballo estable, si hubiésemos estado cerca y poder tener una relación semanal habríamos conseguido ese sueño la relación de un jinete que domina a su caballo y la de un caballo que sabe interpretar cada gesto, cada deseo de su amo.

 

Por chat o por teléfono mantuvimos múltiples conversaciones, pero esto no hacia sino aumentar el deseo y la fustración de no poder hacer realidad nuestros roles. Al fin por motivos de trabajo debía desplazarme a su ciudad, la verdad no era necesario ya que esa zona correspondía a otra persona en mi empresa pero lo intenté todo y al final conseguí acudir, seria nuestra primera cita como jinete y caballo. Toda mi preocupación se centraba en cumplir con mi papel tanto física como mentalmente. Al llegar a su ciudad le llamé y quedamos para el día siguiente, junto a una céntrica calle nos reconocimos y me condujo a su casa, a partir de ahí estaba en sus manos y mi única obligación era obedecer y estar a la altura. Le aventajaba en más de cinco kilos pero esto no era obstáculo para que un jinete pueda agotar a su caballo en pocos minutos si este lo desea.

 

Entramos en su casa y la sala estaba dispuesta para la sesión, los muebles apartados y el centro despejado y cubierto con una alfombra que me permitiría aguantar el dolor de las rodillas con un mínimo de comodidad, aunque evidentemente mi comodidad no eran el fin que perseguía mi amo sino poder montar el máximo tiempo posible. Me ordenó ir a una habitación y desnudarme. Me presenté ante él desnudo, con cierta vergüenza ante mi amo que vestía camiseta, pantalones vaqueros y zapas de deporte, ahí estaba yo con mis cerca de dos metros de altura y mis escasos ochenta kilos de peso frente a mi amo de metro setenta y cinco y setenta y cinco kilos. No tuve tiempo de sentir nada más, me ordenó ponerme a cuatro  patas de inmediato. Empezó mi amo a prepararme para la sesión de monta, me levantó mis patas delanteras para ponerme unos arneses en las muñecas, luego se colocó de espaldas a mí y levantó mis patas traseras para colocarme unas rodilleras, un gesto que se parecía al de los herreros al herrar a sus caballos. Era una sensación totalmente de sumisión, había dejado de ser algo humano para pasar a ser un animal totalmente sumiso a las ordenes de mi amo. Una vez preparadas mis patas procedió a colocarme los estribos y una pequeña silla que ató a mi cintura con fuerza ordenándome arquear la espalda, una vez colocados puso su pie con fuerza en el estribo izquierdo primero y comprobó la resistencia del mismo, sentí como su peso se apoyaba en la parte izquierda de mi espalda. Luego fue la derecha, de nuevo tiró con fuerza y durante un instante su peso se sostuvo sobre el estribo. Era una sensación intensa, yo estaba en bolas a 4 patas mi amo me enjaezaba como un caballo y además probaba mi resistencia, me sentía un auténtico animal sometido y sin ninguna capacidad de resistirme a lo que me esperaba. Finalmente mi amo me colocó las riendas y el freno en mi boca, probando de ellas tirando con fuerza. Una vez preparado cogiendo las riendas me llevó hasta su habitación y allí se sentó sobre mi espalda, no montaba todavía solo se sentaba como si yo fuese una silla; sentir su peso me hizo tensar la espalda mientras el se descalzaba y procedía a sacar y calzar un par de botas de monta. Sus movimientos eran naturales como si estuviese sentado sobre una silla, sin importarle para nada mi esfuerzo. Una vez terminó se bajó y me llevó de nuevo a la sala tirando de las riendas. Yo intentaba coordinar el paso de mis brazos y piernas. Me sentía un animal sometido, allí a cuatro patas esperando el momento en que mi amo descansaría todo su peso sobre mi, no sabía cuando seria el momento pero lo esperaba allí sometido en una actitud humillante. Fueron unos minutos maravillosos, era un caballo, el caballo de mi amo que me había enjaezado y que estaba a punto de montar sobre mí, yo era su esclavo, su montura, su caballo.

 

Había llegado el momento, mi amo cogió su fusta y me atizó en las nalgas ordenando de nuevo que arquease la espalda, cogió las riendas y colocó su pie izquierdo en el estribo izquierdo. Sentí todo su peso y tuve que esforzarme en aguantar, duró unos instantes que fueron maravillosos y sentí como pasaba la pierna sobre mi y se sentaba sobre mi espalda y colocaba su pie derecho en su estribo. Mi amo había montado sobre su caballo, tiró con fuerza de las riendas obligándome a levantar la cabeza. Se trataba de acomodarse a su caballo, sentí como apoyándose con fuerza en los estribos se levantaba para colocarse mejor sobre mi, yo intentaba buscar la mejor postura y mis movimientos eran recibidos con un �??quieto caballo�?� y una palmada en la nalga, cuando paraba de moverme recibía una palmada en el pecho y un �??bien caballo, aguanta caballo�?�. Así nos mantuvimos bastantes minutos, una vez mi amo consideró que estaba bien acomodado me ordeno con unos movimientos enérgicos de sus pies en los estribos y tirando de las riendas hacia la derecha que iniciara la marcha. Desplacé mis brazos lentamente y giré para iniciar el paseo, al avanzar las anillas de mis arneses sonaban, mi amo me dio con la fusta para que volviera a arquear la espalda que con el movimiento había relajado, mientras tiraba de las riendas hacia la derecha. Apenas podía coordinar mi avance con cumplir sus ordenes, en ese momento paso por mi mente que yo era un imbécil, dejarme someter así como un animal, recibiendo fustazos, enjaezado, con un freno en la boca que me impedía hablar o quejarme, siendo espoleado sin contemplación y soportando setenta y cinco kilos sobre mi espalda; además aquello no había sino empezado, me esperaba una larga sesión de sumisión.

 

Mis pensamientos fueron rápidamente interrumpidos por mi amo �??arre caballo, vamos caballito arre�?�, una nueva espoleada, un fustazo y un leve movimiento de mi amo incorporándose sobre los estribos y dejándose caer sobre mí de nuevo con fuerza. Siguiendo sus ordenes di tres vueltas a la sala, además aquello no era sino una preparación, un acoplamiento de mi amo con su caballo. Recibí la orden de parar de nuevo, tirando con fuerza de las riendas de nuevo el freno me obligó a levantar la cabeza, mi amo me dio una palmada en el pecho �??quieto caballo, así quieto�?�. Estábamos colocados frente a un gran espejo, al levantar la cabeza pude ver la escena, sentado sobre mí mi amo parecía más grande, sus muslos prietos junto a mi torso, sus botas en los estribos, con una mano sostenía con fuerza las riendas, con la otra la fusta en una pose que denotaba dominio; debajo yo casi no podía reconocerme ya sudado con el freno en la boca, las riendas colgando, los arneses y sobre mi lomo mi amo: �??mírate caballo, mírate cabrón, eres un puto esclavo, un animal al servicio de tu amo, vamos mírate�?�, parecía una foto de las que están colgadas de alguna web sobre el tema, pero era mucho más que eso, era real, tenía sobre mi lomo a mi amo y le iba a servir como montura. Una nueva espoleada y seguí camino hacia la cocina, allí mi amo había colocado un barreño, de momento no adiviné para que: �??vamos caballo, bebe caballo�?�, con mi amo sobre mi me incliné realizando un esfuerzo y bebí, como un animal bebe con la lengua, además tenía sed por el esfuerzo, doblé los brazos, mi amo se recolocó sobre mi lomo presionando con los estribos y su peso me hacia tensar los brazos con bastante esfuerzo. �??Vamos caballo, ya basta caballo�?� reanudamos el paseo hacia su habitación, media vuelta y a la cocina de nuevo, me ordeno parar �??so caballo�?�, abrió la nevera sacó una cerveza y la abrió, parte de su espuma cayó sobre mi lomo; lentamente iba bebiendo, sin importarle para nada el esfuerzo de su esclavo convertido en caballo, en una mano la botella en la otra la fusta y las riendas, al menor movimiento mío intentando buscar un cambio de posición recibía una espoleada y una orden �??quieto caballo, parao�?�. Unos minutos y de nuevo la orden de caminar hacia la sala, dos vueltas y parada en el centro, había acabado su cerveza, con la mano me palmeo el pecho �??bien caballo, así te quiero caballo sumiso y obediente, te gusta llevar a tu amo eh caballo, quieto�?� mis brazos empezaban a flaquear pero quería que aquello no acabase, estar horas con mi amo montando. El sudor corría de nuevo por mi cara y mi lomo, mi amo me ordeno de nuevo volver a la cocina, el gesto de inclinarme para beber me costó todavía más, con el sudor mi amo se desplazaba hacia delante y para evitarlo presionaba con fuerza con sus pies en los estribos. Para aliviar mi sudor cogió un vaso lo lleno del agua de mi bebedero y me lo tiró a la cabeza; aquello era humillante no podía hacer nada para rebelarme aunque realmente no quería hacer nada me sentía bien como animal, sometido al capricho de mi amo. Volvimos a la sala, mi flaqueza era respondida con varios fustazos �??vamos caballo, arriba muévete�?�. De nuevo ante el espejo mi amo me hizo levantar la vista tirando de las riendas y del freno, esta vez además pude observar como me daba tres fustazos y apoyándose en los estribos se incorporaba, como un jinete saludando, por el esfuerzo intente bajar la cabeza y mi gesto fue respondido con un nuevo fustazo y una fuerte tirada de las riendas y una orden �??quieto caballo, mírate cabrón, eres mi puto caballo. Mírate tan largo podríamos montar dos sobre ti aunque no se si aguantarías te veo flojo perro; vamos a ver como estas de fuerte�?�.

 

Estaba realmente cansado y mi amo quería disfrutar más, por eso me ordeno tumbarme, colocó los pies sobre mi culo, y quedé tumbado con él sobre mi. Pronto supe el siguiente paso, recibí la orden de levantarme con mi amo sobre mi �??vamos arriba caballo�?�, el esfuerzo fue terrible, primero los brazos, luego doblar las rodillas, al fin más mal que bien lo levanté y recibí la orden de dirigirme al sofá. Allí mi amo descabalgó dándome una palmada en el pecho �??bien caballo, así me gustas cabrón�?�; parecía que iba a descansar pero una vez descabalgó mi amo me ordenó sentar en el sofá, los brazos pegados al cuerpo, me colocó unas pinzas en los pezones atadas con una cadena entre sí y tiró de ellas para comprobar mi dolor. Mi amo se sentó sobre el respaldo del sofá y de repente se colocó de pie sobre mis muslos y se dejó caer con fuerza sobre mis hombros. Ese era mi descanso servir de silla a mi amo en esa postura. Me ordenó bajar la mirada, no era digno de levantar la vista sin su permiso, con la fusta jugaba con las pinzas de mis pezones y la mínima queja era castigada con un fuerte tirón. Bajó unos minutos después, recibí la orden de arrodillarme y se colocó frente a mi, �??ahora vas a subirme a hombros esclavo�?�, en cuclillas coloqué mi cabeza entre sus piernas y con bastante esfuerzo e intentando mantener el equilibrio para que mi amo no lo perdiese lo levanté; de nuevo mi amo quería que contemplase la escena, yo sudado, con unas pinzas en los pezones, el sobre mis hombros cómodamente y dominante. Un paseo por la sala, otro y dos más y recibí la orden de agacharme para que pudiese descender. De nuevo estaba a cuatro patas, con una toalla me secó el sudor, no quería resbalar, pies en los estribos y de nuevo tirando de las riendas dimos un nuevo paseo, aquello parecía que no tendría fin, llevábamos una hora pero creía que eran cuatro o cinco estaba agotado solo el deseo de prolongar aquello me impedía tumbarme, rendirme era el fin de la sesión. Mi cansancio provocó que mi amo me diese más fustazos, con el sudor las pinzas se cayeron y fui castigado por ello con dureza, tres, cuatro, cinco fustazos. Dos vueltas a la sala, y de nuevo ante el espejo; mi amo se descalzó, sus movimientos eran bruscos, cada gesto hacía que su peso se desplazase a izquierda o derecha y me costaba aguantar el equilibrio, me dolían los brazos y las rodillas, una vez quitadas las botas sus pies se colocaron a la altura de mi cara y recibí la orden de oler sus calcetos �??vamos caballo, huele los pies de tu amo, perro�?�; olían a sudor y a bota de montar, si el había sudado montando yo debía estar chorreando de sudor, ya ni lo notaba, se quitó los calcetos y uno lo puso en mi boca; por el esfuerzo ya me costaba respirar pero además ahora tenía que comerme el sudor de sus pies. Se quitó la camiseta y sin desmontar los pantalones y gayumbos, quedó montando a pelo. En el espejo veía su cuerpo pero recibí la orden de bajar la mirada �??a ti quién te ha dado permiso para mirar cabrón, vamos baja la vista perro�?�; mi amo iba a pajearse sobre su caballo, era la señal de que había disfrutado con la monta, sentía como gemía, a cada esfuerzo su peso sobre mi espalda cambiaba de posición; mis rodillas estaban entumecidas ya más que doloridas, al fin sentí su leche sobre mi espalda, se relajó y su peso descanso sobre mis riñones. Pasaron minutos, bastantes, yo creía que iba a descabalgar ya  pero se recreó sobre su caballo, disfrutaba sintiendo mi esfuerzo, mi dolor por intentar mantenerme en posición. Al fin bajó, me llevó tirando de las riendas al baño y allí me quitó la silla y los estribos, las riendas y el freno, los arneses y las rodilleras. Me ordenó entrar en la bañera a cuatro patas y un chorro de agua fría cayó sobre mi espalda, era su caballo y tenía que limpiarme, pero como lo que era un animal a su servicio de su propiedad. Al fin me secó por encima y se fue �??vamos sécate y vístete esclavo�?�, fui a su habitación donde tenía la ropa, al regresar a la sala mi amo ya estaba descalzo pero vestido de nuevo y me invitó a sentarme �??pero antes adórame perro, de rodillas y me lames los pies�?�; una vez cumplida su orden me dio permiso para sentarme y me sirvió una cerveza �??ha estado bien pero hay que mejorar, te quiero más fuerte, más rápido y sobre todo quiero que cada mínimo gesto mío lo entiendas sin pasar un segundo, la próxima vez si no cumples mis deseos serás castigado duramente, hoy han sido caricias�?�. Bebí mi cerveza con rapidez estaba exhausto y sediento. Mi amo se reía, �??estas cansado eh cabrón, vamos bebe�?�. Poco después me despidió �??quiero que te prepares bien, la próxima vez se como las gastas, se que eres un caballo que aguanta y te llevaré al límite�?�. Me preparo y sueño con volver a ser su caballo, mi único deseo es servirle de montura y sobre todo y ante todo complacerle como caballo; solo recordar como me hizo sentir hace que mi deseo de ser otra vez dominado por mi amo sea casi insoportable. Cumpliendo sus órdenes escribo este relato como un nuevo acto de sumisión para que me permita de nuevo ser su esclavo caballo.

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