PORNOPOLÍTICA… 1. El oriental (Relleno)

Escrito por: papagenocubano

Algo de realidad, mucho de ficción, no es literatura, es porno, pero porno con sentido, para calentar las dos cabezas… (Historia ficticia)
(Estos capítulos que digan relleno, tendrán erótica y morbo, pero no habrá sexo. Puedes saltártelos pues en el próximo haré un resumen, para que se entienda la historia. De todas formas al que le guste la erótica puede seguirlo)

Después de mi primera relación con un hombre vino un período de inapetencia sexual, mi primera vez distaba mucho de lo que nos enseñaba Hollywood, aunque creo que fue precisamente eso lo que después me hizo casi adicto a un tipo de sexo que tampoco se ve en la industria de masas.

En aquel momento el país pasaba una crisis económica muy grave, y muchos profesores migraron o empezaron a trabajar en el turismo, por eso, para mantener todo un sistema de escuelas exclusivamente estatales y obligatorias, el ministro de educación inició un plan de “maestros emergentes”. Aquello consistía en recoger a jóvenes sin vínculo laboral, que pasarían un curso exprés de un año y comenzarían a dar clases apoyadas de un material audiovisual en las secundarias. La capital no pudo recaudar los suficientes maestros para cubrir todas las instituciones docentes y tuvieron que traerlos del campo.

Recuerdo la primera vez que llegaron la ciudad, yo estaba en noveno grado. Entre ellos había uno especialmente atractivo, era relativamente alto, mulato, de espalda ancha, brazos rudos, manos callosas , cabeza rapada, todo un machon oriental.

El ejemplar entro al aula por primera vez y su primeras palabra fueron bueno dia… todos empezamos a burlarnos de su acento (es típico del oriente cubano omitir la s y la n al final de las palabras) El mulato sólo se abrió quitó la camisa, cuando lo vi, lo primero que hice fue comparar sus músculos con los de mi primer y único amante. Realmente son muy diferente la formación de la musculatura en gimnasio que en el campo, Ragazzomusculoso me parecía un maniquí construido al lado de este hombre, sus anatomía tenía la deliciosa imperfección de lo espontáneo, era bastante lampiño aunque de sus axilas se avizoraba una mata de pelos muy oscuros. Intenté disimular mi erección pues estaba delante de toda el aula que estaba en un silencio sepulcral.

—La hembra salga al patio y espérenme ahí, lo varone se queda conmigo –

Las niñas salieron y él cerró la puerta.

—Quítense la camisa. –Nos quedamos todos en una pieza, sin saber qué hacer, era el primer profesor que nos pedía eso en el aula.

—QUE SE QUITEN LA CAMISA COJONE O E QUE SE LA TENGO QUE QUITAR YO.

Hasta los más guapetones prosiguieron a desnudarse el torzo, yo siempre fui muy rebelde ante la autoridad, a pesar de ser “flojito” —como dicen aquí— nunca habían podido abusar de mí porque me defendía con un palo, los dientes o lo que fuera, pero había algo que no me dejaba “boconear” como acostumbraba. Cumplida su orden, movió las primeras mesas como si fueran plumas y llamó a los dos más fuertes del aula:

—Tú y Tú vengan acá –los muchachos fueron y todos los demás nos quedamos observando. El profesor contrajo el abdomen y pude ver que, aunque normalmente no se marcaba mucho, tenía unos músculos muy desarrollados.

—Denme golpes –los dos guapetones se miraron sin entender nada de lo que estaba pasando.

—REPINGA, QUE ME ENTREN A GOLPES, O ES QUE LOS HABANEROS SON VERRACOS, ARRIBA.

Aún sin entender nada, empezaron a pegarle y el profesor si se movía. Al principio lo hacían muy suave pero después comenzaron a hacerlo más fuerte porque él los motivaba —MÁS DURO COJONE, O USTEDE SE FAJAN HALÁNDOSE LOS PELOS COMO LA HEMBRA, DURO, VAMO, REVIÉNTENME A GOLPE. La ira fue creciendo en los dos bravucones pero al titán oriental parecía que le estuvieran dando un masaje. De pronto de un solo empujón los lanzó contra la pizarra, todos mirábamos insólitos, sin entender que pretendía. Creí que los iba a matar o a violar delante de todos, aunque para nada eran mis mejores amigos, me parecía que se estaba pasando.

—Le he dado la posibilidad de noquearme, pero ustede la ha desperdiciado, ahora empezaré a golpearlos yo, están en ventaja porque son do y yo soy uno solo, pero vamo a ver si se puede defender con su ese y su ene, voy a enseñarlo a respetar a un oriental. Cuando hizo el ademán de dar el primer golpe los dos bravucones –que eran los abusones del patio de la escuela– empezaron a llorar.

—NOOO, por favor –ahí se arrodillo y el otro lo siguió–

—Le prometo que no nos burlaremos más de su acento

—Jamás, no se preocupe, pero por favor no nos golpee.

Todo, lo decían sollozando, me recordaban a un programa de Laura Bozzo que vi en casa de un amigo que tenía una parabólica clandestina. El profesor no llegó a golpearlos, y amablemente le pidió que se incorporaran a sus puestos. Yo seguía observándolo todo y me parecía ir entendiendo lo que pretendía, todos seguíamos con el torso desnudo, realmente hasta el más atlético de mis compañeros era totalmente despreciable al lado de aquel ejemplar. Se paró en el centro del aula y puso sus manos en la trabilla del pantalón, el pantalón cedió y me dejo ver parte de su pubis que, a diferencia de sus axilas, estaba totalmente depilado.

— Alguno de ustede quiere venir… ( no se sintió ni una mosca pasar)

— Ninguno, vamo a hacer una cosa, vengan 4 y tendrá 15 minuto para noquearme, puede darme golpe donde le salga de la pinga, a lo 15 minuto, si estoy consiente voy pa arriba de utede y vamo ver que me puede hacer, 4 conta 1. –nunca el aula había estado tan cayada, nadie se atrevía ni a respirar, en varios momentos pensé en salirle al paso para joderle su estrategia, estaba seguro de que no podría golpearme muy fuerte como para dejarme marcas, pues aunque en las escuelas cubanas hay mucho autoritarismo, los funcionarios de educación saben lo que pueden hacer los medios de prensa extranjera con una evidencia de golpes en Cuba, por tanto son muy severos cuando hay violencia física contra los estudiantes, pues puede costarle el cargo al ministro si hay un escándalo. En ese momento pasaron por mi cabeza muchas cosas, mi razón me decía que podía enfrentarlo sin problemas, pero por primera vez en mi vida no tenía control sobre mí mismo, me sentí paralizado.

— Le voy a dar el primer consejo de profesor, nunca se burlen de u hombre con el que no se pueden fajar, ni entre 4. Pónganse la camisa y espérenme aquí.

Se quedó un tiempo hablando con las hembras, y después entró y dio el típico discurso que nos dan en la escuela el primer día, objetivos del curso, reglamento disciplinario, que no van a tolerar inasistencias, impuntualidades, faltas de respeto a la Revolución y los símbolos patrios… Ah, también nos dijo su nombre: Yasmany, y su procedencia: Las Tunas (probablemente la provincia más atrasada de Cuba). Todos partimos a la casa, sin comentar los acontecimientos. Ese día tampoco me masturbé, aunque tendría una imagen perfecta para hacerlo, había algo que me preocupaba más ¿Por qué no lo había enfrentado aunque, en mi mente, estaba convencido de que no podía hacerme daño?

Continuara… espero sus comentarios.